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miércoles, 1 de mayo de 2013

ME HE PERDIDO

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ME HE PERDIDO



Pedro, hombre robusto, alto, de tez morena y calva reluciente.

Ha dejado su empresa en manos de su hija, ahora puede disfrutar de su tiempo libre; aunque a decir verdad no se ha estropeado la espalda trabajando, más bien se ha recreado con ello: viajes, entrevistas, buenas comidas, lugares nuevos.

En apariencia es de carácter fuerte y altivo, pero cuando quiere, retorna el niño travieso y mimado. A sus ochenta y cinco años sigue haciendo rabiar a sus hijos y nietos, hasta sus empleados le secundan el juego.

Se pasea por el jardín recordando su lejana tierra, esos cafetales y palmeras esbeltas de su querida Costa Rica.

Ha guardado el sombrero gris de franela y se ha colgado uno viejo de paja trenzada. Sus zapatos lustrosos y acordonados descansan bajo la cama. Se ha acoplado unas buenas zapatillas de paseo.

Hace un bonito día!- ¿Nos vamos de excursión? Raid, lo mira con la cola en vaivén y se sitúa junto a el.

Los dos rodean la gran casa, siguen el rastro del pequeño camino riachuelo abajo, el sol va acercándose sin prisa. Hoy pica el calor el perro le mira como asintiendo. -No te preocupes, damos una vuelta y volvemos Apoya su bastón en la tierra y sigue caminando disfrutando de la naturaleza. –“Voy a sudar de lo lindo y eso es raro en mi”- piensa mientras recuerda su juventud en aguas caribeñas- cruza una pequeña colina ondulante y verdosa. El tiempo va pasando perezosamente, se aleja despacio, sin darse cuenta se desvía del camino.

Al frente, una enorme piedra gris y caliente descansa en medio de la nada. Se acerca sudoroso y tambaleante. -Vaya, ya no tengo veinte años“- Apoya su espalda, reposa unos instantes pensando que no reconoce el lugar.  Su pesado cuerpo no responde, el sudor i el polvo invaden  todo su ropa, intenta levantarse  pero se desliza hasta el suelo.

-Bueno, creo que me he perdido- Raid, lo mira y gime, no le gusta nada la situación.-

-¿Sabes chico? Cuando lleguemos a casa, tomaré mi Fernet Branca con mucho hielo y se me pasará este susto. Tengo un montón de cosas que hacer: acabar mi libro de Pearl Buck, fumar mi Julieta, y algo más, ahora no me acuerdo.

Raid intenta escapar, rasca con sus patas en vano, le  ha clavado el bastón con su cadena en la seca tierra para que no escape, no quiere quedarse solo. De un tirón sacude su fuerte cabeza, el débil báculo salta sin dificultad, sale corriendo camino arriba.

Anna, su hija, lleva horas desesperada, ha llamado a los vecinos, la guardia civil, a todo el mundo. En un momento dado mirando la lejanía ve venir a Raid, corriendo y jadeante, entiende lo que está pasando -Vamos chicos, hemos encontrado a papá-

El perro, da media vuelta y corre río abajo, sabe que le están siguiendo. Bordea la colina con la lengua seca y las patas cansadas.

Pedro no tiene prisa –Creo que me estoy mareando- ¿Donde estas? Comprende que su amigo ha ido en busca de ayuda, nunca le falla.

El viejo sol cae implacable sobre su cabeza, el aire reseco invade todo lugar, el riachuelo ha enmudecido. ¿Dónde estaré?  Se pregunta un poco asustado.

A lo lejos se oyen voces ya están aquí intenta abanicarse con el viejo sombrero pero sus fuerzas no le ayudan. Su cuerpo va aflojándose por momentos y sus pensamientos se entremezclan en nubes borrosas.

Anna le ve, aprieta el paso nerviosa, agita los brazos en dirección a Pedro, los demás la siguen.

Oye voces lejanas ¡Por fin me encontraron!

-Bueno, veo que no me has abandonado- siente su lengua húmeda en su rostro lamiéndole con ansiedad. -No llores amigo, sabía que podía contar contigo-. Sus ojos se cierran tranquilos. -Amigo estas aquí- Una Mano le acaricia el rostro con cariño.-

Sabe que está a salvo y se relaja suavemente ¿Sabías Anna ...que no me ha dejado... niun momento? Mi buen... amigo mi...amigo...fiel...mi...



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