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sábado, 29 de diciembre de 2012

MI MAS LINDO VIAJE

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Mi más lindo viaje




















Mi más lindo viaje... diario

Esther, es dulce, romántica. Su larga y negra melena refleja su carácter alegre y juvenil. Sueña desde niña con escribir sobre cualquier cosa Ser reportera de guerra; misionera en algún país lejano o aventurarse en lugares exóticos. Sabe que nunca se va a casar para poder viajar libremente, sin ataduras.

Melancólica, distraída, pero resuelta a la vez, su familia  de clase media le da las armas necesarias para elegir su rumbo. Ama los debates, las largas charlas y las reuniones con amigos, huye de griteríos y malos rollos. Se ve viajando con su mochila a cuestas; sorteando mil peligros, conociendo nuevas gentes, su mente traza rutas en donde lo desconocido la llama intensamente. Está preparada para emprender una larga vida de excitantes sensaciones, va trazando en su diario su fantástico plan.

8 de julio 1980
-Repaso mi diario de cuando en cuando, veo lo que he escrito durante años o puede que no tantos: mis ilusiones, mis proyectos, mis viajes.

-Me siento ante la ventana y veo un amanecer radiante de sol caliente y nubes juguetonas. Pienso en la lejanía, esos países en donde me gustaría estar.

-Pero estoy aquí, mi cuerpo pesado reposa tranquilamente, miro mis manos, he emprendido una nueva aventura que no había escrito. La más fascinante que pudiera imaginar…¡La más bella!

-Verdad es, que mis ilusiones de escapadas y galanteos con el mundo siguen ahí, reposando.  - Pero ahora no deseo nada más, me doy cuenta que sonrío simplemente, mis ojos se cierran pausadamente imaginando lo no imaginado. Toco mi vientre, siento otra patada, un corazón que late junto al mío.

-Su cara, ¿como será su carita? Linda, hermosa, sonrosada.

-Ahora debo partir.

Cuando regrese a casa leeré mi diario otra vez y anotaré mi más dulce aventura.

11 de julio de 1980
-He retornado a mi hogar, debo seguir donde lo dejé:

8 de julio de 1980

-Llamé a mamá, era la más serena de la familia, me acercó el coche y subimos sosegadamente, los hombres: ¡Bueno, los hombres! “siguieron buscando las llaves, ya vinieron cuando se tranquilizaron” de momento mamá y yo enfilamos carretera abajo, estaba asustada, el dolor era insoportable, los descansos anhelantes, deseosos.

-Mamá me observó, temblaba todo su ser pero lo velaba. Me dio la mano, besó mi frente como solo una madre puede hacerlo. Me sentí protegida.

-Los hombres aparecieron desconcertados, vacilantes, como chiquillos en un parque. Papá me miró con sus profundos ojos verdes, difundían toda su bondad y su amor por mí.

-Mi marido dando vueltas como un pato no sabía qué hacer. Cogió mi mano impotente ante el dolor.

-Lindos cabellos negros descolgaban húmedos y pegadizos sobre mi frente, las horas desfilaban silenciosas, el día partía extinguiéndose como una vela perezosa.

9 de julio 1980

-Eran las siete de la tarde. El silencio invadió mi mente, mi cuerpo se relajó y me sentí sumergida en un profundo sueño lleno de flores silvestres oliendo a primavera.

-Despacio, abrí los ojos, me sentí cansada y desorientada.

-Se me acercó silenciosamente con el rostro iluminado, posó entre mis brazos ese cuerpecito de cabellos negros. La cogí con temor, con ansia, con amor. Miré su cara, esa carita que tanto imaginé y me invadió una sensación que ni el más lindo viaje me habría inundado tan profundamente…

-Sus grandes ojos verdes me miraron; su boquita rosada, sus pequeñas manos me buscaban con ansiedad; -“sabe quién soy” “hemos estado juntas ocho meses y ya nunca nos podrán separar”.
-Mi aventura, la no imaginada, se ha convertido en la más deseada. En la más querida… la que nunca olvidas… la que invade tu alma y tu piel.

 -Ahora ya podré escribir sobre lo más bello que he sentido jamás, esos ojos verdes como papá, esa cara de ángel igual que mamá. Como mis lágrimas han resbalado por mis pálidas mejillas ante tanta belleza. Como me he estremecido al acariciar su piel; besar su frente, acunarla entre mis brazos.

-Mi más linda experiencia la que nunca escribí, la que se ha pegado a mi como la brisa de la mañana.

-La que cada día me da esa ilusión de juventud y de aventura:

-Mi mejor viaje; la mochila llena a rebosar, la andadura de ver su dulce cara y sentir sus tiernos besos hasta el fin de mis días.





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